viernes, 30 de mayo de 2014

Ocho meses

La vida da muchas vueltas en ocho meses. En ocho meses conoces gente, gente cualquiera,. En ocho meses da tiempo a que algunos se conviertan en amigos, en grandes amigos de hecho, y también da tempo a que se vayan.
Sabes que es un adiós definitivo, adiós a la vida que habéis compartido juntos, día tras día, compartiendo, cenas, desayunos, noches interminables y días jamás soñados. Puede que otro día os volváis a ver, pero no será lo mismo, porque ya no viviréis en la misma ciudad, ni siquiera en el mismo país, quizá hasta hayáis olvidado el idioma que os permitió haceros amigos. Puede que os veáis en un fin de semana, o quizá toda una semana de vacaciones en el país vecino, en el de siempre, o en uno aún más lejano; pero no será igual. En definitiva, sabes que todo habrá cambiado.
Ocho meses son tantos meses que dan tiempo a que aquellos (algunos) que se han ido vuelvan. Vuelven para poco, o vuelven para un poco más y es entonces cuando descubres (porque ya lo sabías, pero no podías creer), que todo sigue siendo igual. La mecánica de la amistad sigue como aquella semana antes de la despedida "definitiva", los mismos chistes, las mismas risas, los mismos días inagotables bajo ese cielo tan azul.
Esto son una española, una francesa y una italiana que entran en un bar... Como si fuera un chiste, que se ha ya convertido en una costumbre de los viernes. Esto son dos malteses, dos francesas, una española y una polaca... ¿eso? El inicio de alguna de las historias más locas que se hayan jamás contado.
Ocho meses dan para mucho, saben a una vida entera, a una vida que se acaba, una vida de risas y también lágrimas, una vida acompañada de amigos que ahora, ocho meses después, te das cuenta que son de los de verdad.