lunes, 10 de junio de 2013

En busca del tiempo perdido

Inteligencia? ¿Eres tú?
¿Inteligencia, estás ahí?
Te he oído, aparece, sé que estás ahí, puedo notar tu presencia.
Inteligencia, sal ya.
Por favor.
Inteligencia…
¿Inteligencia?
¿Dónde te has metido?
Ya basta, no es una broma.
Asoma la cabeza, inteligencia, no voy a hacerte nada.
¡Sal ya!
¿Inteligencia?

…Silencio.

martes, 4 de junio de 2013

Crónica de una madrina amateur: Pompas

A todo niño le gustan las pompas, eso es un hecho conocido por todos. Es lógico que a pequeña V. le gusten las pompas.
Lo descubrimos ayer, cuando dos niñas del parque estaban jugando con ellas y pequeña V. las vio por primera vez. Sería bastante acertado decir que entró en éxtasis.
Lo que no me esperaba en absoluto es que las pompas me hicieran tan feliz a mí también. Me chiflan, me encantan y me encanta más que no lo recordara. Tan solo soplar y que salgan pompas, un par, una decena, varias... Se me dibuja la sonrisa tonta.
Antes de darme cuenta me descubro sentándome en el suelo, agachando la cabeza y soplando hacia arriba para que suban, suban y vuelen lo más alto posible, antes de estallar en un arcoiris.
Huelga decir que el efecto no sería el mismo si no tuviera a V. a mi lado. Adora las pompas, quizá porque son la novedad, o quizá no. Tan solo en un día ya ha aprendido a decir pompah, aunque no dice pompas, sino que marca mucho las labiales y la 's' se la come. Más, más, repite una y otra vez, intenta soplar pero lo hace desde demasiado lejos y lo cierto es que le dan un poco de miedo, porque cuando las pompas van hacia ella retrocede un poco.
Hoy las pompas y pequeña V. me han regalado la imagen más bonita que recuerdo, más incluso que esa que cambió mis estudios y también mi vida, más incluso que todas esas imágenes que me han hecho ser como soy.
Imaginaos, pequeña V. aunque no sepáis cómo es, parada ante vosotros, el rostro expectante, la sonrisa imborrable, los ojos brillantes... y una cara de sorpresa absoluta, a medio camino de la risa, cuando una pompa se dirige hacia ella y aterriza formando un arcoiris justo en su nariz.

domingo, 2 de junio de 2013

El bolso de Mary Poppins


Nunca subestimes la capacidad del bolso de una mujer. Jamás.

Los bolsos de mujer me fascinan, me atraen y me hacen pensar mucho sobre ellos, quizá sea la fuerza gravitatoria.
¿Os habíais fijado alguna vez cuánto pesa el bolso de una mujer? Seguro que sí. Y después habéis preguntado, inocentemente: ¿Qué llevas aquí? He acertado, ¿verdad? Pues también sé la respuesta que os dijo la mujer en cuestión. Nada…

Exactamente. Después de coger un bolso que pesa por lo menos 18 kilos y te has dejado riñón y medio cuando, sin un aviso, ni tan siquiera un árbol va,  te lo ha dejado caer en la muñeca… después de eso te dice que no lleva “nada”.

Ante tu cara de incredulidad seguramente abra un poco el bolso, pero solo un poco, y diga: No llevo nada, las gafas de ver con su funda, las de sol, un paquete de pañuelos, 9 bolígrafos, un sacapuntas, estuche completo de maquillaje, tres barras de labios, una libreta por si tengo que apuntar algo, un chal por si refresca, Los pilares de la tierra para leer en el metro…. Ah, y el monedero.

Nunca le volveréis a preguntar a una mujer por qué le pesa tanto el bolso. Pero no os preocupéis, yo era de esa raza, era como vosotros. Me preguntaba muy seriamente por qué llevaban bolsos tan grandes, qué iban a meter con tanto espacio, para qué necesitaban tantas cosas, si con el monedero, los pañuelos y el abono transporte ya valía… Eso pensaba yo, inocente de mí hasta que un día, sin previo aviso: ¡FLOP!
Me abdujeron.

Ahora yo también llevo nada en el bolso y me pesa por lo menos tres quintales, yo también soy capaz de sacar dos barras de labios y un gloss pero no un plano del metro. La última vez que me pidieron papel para apuntar estuve diecisiete minutos rebuscando en mi maxi-bolso superfashion. Después de sacarles catorce bolígrafos, un ordenador portátil y el set completo de accesorios del baby feber tuve que arrancarme la etiqueta de las bragas para que no me tomaran como una idiota.

No sé si lo conseguí…