miércoles, 12 de septiembre de 2012

Un beso de alien.


Le miras a los ojos y por primera vez te das cuenta que tiene un reflejo azul en el fondo de su mirada será un alien que pugna por salir. Y ya está, no puedes pensar más porque los labios de ella se acercan a los tuyos, sientes la respiración en tu rostro y sabes que te va a besar. Iba, mejor dicho, porque tú te has echado a reír pensando en el alien que habita en el fondo de su mirada.
“¿Qué pasa?” Te pregunta. Pues que tienes un marciano controlando tus movimientos en la cuenca de tus ojos quieres decir, pero salvas el momento con toda la dignidad que eres capaz de improvisar. “Reía porque es irónico que seas tú quien me vaya a besar a mí cuando llevo meses soñando con atacar esos labios tuyos que lucen tan dulces”. Contundente, parece que la has golpeado en la cabeza con un bate porque se queda quieta unos segundos, el mismo par de segundos que tienes para asimilar lo que has dicho y darte cuenta que eres un completo idiota.

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