domingo, 16 de marzo de 2014

Un día, una vez, una vida: imágenes

Parad el mundo que me bajo, soy feliz aquí.
Eso pensaba mi yo de hace apenas una semana, cuando pasaba en coche por una plaza de San Pedro desierta, iluminado por la luz de la luna y la paz que sólo se respira a las cinco de la mañana.
Fue una imagen fugaz, apenas cuatro, cinco segundos, quizá menos; pero fue mi imagen ideal. Se clavó en mi mente, me bajó por la garganta, hasta el pecho, y se instaló allí, impidiéndome hablar. Es una de las imágenes que representará la felicidad en mis recuerdos, aquellas que casi rozan la perfección. Aunque a partir de entonces las cosas solo fueran a peor.
En este tiempo que llevo fuera del nido he aprendido que la vida está hecha de días, está hecha de veces. Hay días en los que eres feliz, te levantas y nada puede estropearlo, tienes ganas de comerte el mundo, el día, la noche, el Vaticano. Hay otros días más tristes, más grises o más anodinos (no, de los negros no voy a hablar), días que acaban creando un borrón informe en tu memoria hasta que los acabes olvidando.
La vida, los días, están hechos de veces, una vez en Roma, una vez en Venezia, una vez en la facultad, una vez en una sonrisa. ¿Te acuerdas esa vez...? Te dices a ti mismo. Claro que te acuerdas, son las veces, los momentos que marcan el día, la época, las veces que te marcan a ti y que, poco a poco, van marcando una vida.
Esas veces suelen ser inesperadas, diferentes de cómo las planeabas, olvidadas en la memoria hasta que se revelan como el porqué de un hecho. Hay veces que son lo mejor que te ha pasado, hay veces que te hunden en la miseria. Hay veces que a veces son buenas, a veces no tanto, otras veces son las veces peores.
Este tiempo me ha enseñado (me está enseñando) que esta experiencia, el yo, la vida (que al fin y al cabo es el resultado de todo), están hechos de días, ahogados en un millar de veces que se difuminan y mezclan, fijados con precisión en una imagen imposible de explicar en mil palabras, cerrada a corazones ajenos.

He aprendido que el hombre es un ser de palabra hecho de las imágenes que forjaron su vida.