Tengo
unos pantalones indecentemente cortos.
Son unos
pantalones vaqueros cortos, muy cortos, tan cortos que nunca me los pongo por
eso, porque son indecentemente cortos. Son esa clase de pantalones que te hacen
piernas de kilómetro y medio, enseñan tu poco culo, tus grandes muslos y tu
preocupante celulitis. Hoy me daba igual todo eso, porque me he levantado
sintiéndome sexy y no había nada mejor que mis pantalones indecentemente
cortos.
Todos
tenemos un día, o un momento al día, en el que nos sentimos guapos, sexys, deseables.
Ese momento suele coincidir con un día en el que no tengas que salir a la calle
más que a tirar la basura, o sean las doce de la noche de un martes, o
cualquier cosa con tal de que no te vea nadie. Pero a ti te da igual, debe
darte igual, porque ese día te sientes sexy
y te basta con mirarte al espejo para que te entren ganas de bailar, cantar a
voz en grito como cualquier triunfito y practicar tus mejores caras.
Qué
decir a eso. Todos somos un poco idiotas, pero nos sentimos felices siéndolo.
Dicho esto os dejo, porque hoy llevo un día muy idiota y me apetece ponerme a
bailar frente al espejo con mis pantalones indecentemente cortos.
Hoy me siento sexy.
PD: ¿Sexycidad, qué es eso?